Con nuestros héroes de ruana

La escena es como de película: policías abusando de su autoridad golpean a los ciudadanos sin motivo, suenan bombas, los niños lloran asustados, no hay transporte ni gasolina, los supermercados están cerrados y no hay dónde conseguir comida, los hospitales abarrotados piden con urgencia que donen sangre de cualquier tipo, pues sus reservas se están agotando. Además las carreteras están cerradas, no se puede salir a ningún lado. No se trata de la primavera árabe, ni siquiera de nuestro vecino Venezuela post-elecciones. Es la realidad que se vive en estos momentos en muchos municipios de Colombia, de los cuales Boyacá y Nariño son los principales afectados.

Es el rumbo que ha tomado el Paro Nacional, desatado por el cansancio de los agricultores después de tantos años de resignación ante las pérdidas de su producción, ante los altos costos de los insumos y la poca competitividad contra los productos importados. En un país en el que la única forma de que les pongan cuidado es haciendo bulla, pues nadie los toma en serio si van pacíficamente al senado. Un paro, que según nuestro presidente “realmente no fue, o no ha sido por lo menos, de la magnitud que se esperaba.” Si no es de gran magnitud, ¿por qué las “autoridades” quieren tomar el control de esa manera?

No pretendo parecer una experta en las consecuencias del TLC o en las leyes de agricultura en Colombia, pero sí me parece primordial la concienciación de la situación casi que anárquica que está sucediendo en Tunja y demás municipios mientras yo escribo estas líneas. Me parece primordial la solidaridad con los campesinos, porque ellos son esos, como dice Alex, “héroes de ruana que ayudan a que la comida llegue a la mesa y que sea posible decir que aquí se come rico… se están quedando sin nada y siguen de pie. Son los primeros testigos de como se nos escapa la cultura de las manos, de como se remata al país, y tienen la valentía de denunciarlo fuerte y claro.” Y no deberíamos ignorar sus denuncias.

Pero como vivimos en la ficción capitalina podemos darnos el lujo de ser indiferentes. Mientras tengamos comida en la mesa podemos prender el televisor y sorprendernos del desperdicio de leche y la quema de llantas. Mientras podamos ir al trabajo o lugar de estudio tranquilos es muy fácil decir que las protestas son terrorismo de las FARC. Hacer que sea un tema breve a la hora del almuerzo y llamarlos “subversivos” y criticar a todos los que apoyan (o dicen apoyar) el paro.

Ustedes pueden pensar que un tweet, un post en facebook o una entrada de blog no sirven para nada. Que si en verdad apoyamos el paro deberíamos salir a las carreteras a echar piedra con ellos. Pero deténganse a pensar un momento: si no fuera por las redes sociales no sabríamos bien la situación. Si nos guiáramos por lo que dicen RCN, Caracol y la prensa escrita pensaríamos igual que el presidente, que Colombia está muy bien y el paro son sólo un par de campesinos con ganas de joder. No sabríamos que incluso civiles que no tienen nada que ver con el paro están sufriendo de abusos, no conoceríamos los vídeos que lo comprueban. No seríamos conscientes ni podríamos solidarizarnos con ellos, así sea en pequeños actos materiales como comprar sólo productos colombianos (aquellos  cuyo código de barras comience con 770) o simbólicos como ir de ruana a la universidad o salir en marcha pacífica a la Plaza de Bolívar; y no ayudaríamos a que los demás se enteren. Yo apoyo el paro y me indigno ante los abusos, y espero que este post haya servido para que al menos uno de mis lectores lo apoye y se indigne también.

Links:

Falta de criterio

No es para nadie un secreto que el país está atravesando una época de tensión y descontento social. En principio por la reforma a la educación superior, y además por la aprobación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. La frustración es manifestada materialmente en marchas y ‘besatones‘ (wtf), pero también por medio de las redes sociales. Se ven diariamente en Twitter y Facebook comentarios de la gente indignada como estos:

“primero ley 30, luego TLC, Santos quiere vender al país, gobierno de mierda!!”

“Papá, papá , ¿podré vivir eternamente? no,hijo, existe la ley divina: la muerte.

Papá ¿podré volar? no,hijo, existe la ley de gravedad.

Papá ¿podré ESTUDIAR? No,hijo, EXISTE LA LEY 30

Papá ¿podré Comer? No,hijo, EXISTE EL TLC”

“menos mal ya “quitaron” el art que pretendia dejar que interviniera capital privado, pq hoy aceptaron el tlc, y sin duda empresas estado unidenses hubieran comprado nuestras universidades para generar lucro. y ahora no quiere el gobierno colombiano aceptar que no se pueden abrir tanto cupos con tanpoca plata.. que mierda el dia de hoy.”

“que mierda el tlc, ahora seremos títeres de estados unidos!”

Y me pregunto, ¿son éstas realmente opiniones? ¿Tendrán conocimiento de qué puntos de la ley 30 les afectan a ellos como estudiantes universitarios? ¿Sabrán las ventajas y desventajas del TLC? ¿Cómo son capaces de conectar TLC con Ley 30 de esa manera tan wtf? Así que para resolver mi duda les pregunto a los autores por su posición, y ellos, en vez de argumentar, se ponen a la ofensiva, incluso llegando a insultarme. Lo cual me lleva a una conclusión: se trata de una indignación falsa producto de la reproducción automática de las palabras de unas pocas personas con gran locuacidad y capacidad de convencimiento (“tradición oral”, fue llamada por uno de mis compañeros).

El descontento es un fenómeno de masas, incentivado por la popularidad de las redes sociales. ¿Que les cuesta, antes de tomar posición, INFORMARSE? ¡Estamos en la era de la información! En todos lados se pueden encontrar tanto los textos originales de la ley y del tratado, como columnas, editoriales y artículos tanto a favor como en contra. Pero no, ante la desinformación, muchos prefieren hacer eco de lo aceptado socialmente antes de decir un simple “no sé”, como si eso les garantizara tener un criterio. Porque es muy chévere hacer copy-paste para tener la autosatisfacción de preocuparse por el tema, porque es muy fácil echarle la culpa al gobierno sin saber todos los procesos sociales involucrados.

Y no estoy diciendo que todos sean así, sé que hay personas que sí se preocupan por saber antes de opinar, y de hecho eso se ve reflejado en lo que dicen y como hablan. Contra ellos no tengo nada y por el contrario, aplaudo su gestión. Mi intención no es estereotipar, aquí no he dicho nada en contra de los estudiantes de universidades públicas porque la desinformación no es sólo de ellos y lo dicho aquí no significa que ellos sean unos alborotadores o algo así. Porque además yo también soy estereotipada. Mi opinión muchas veces no es tenida en cuenta porque soy uniandina y claro, ni sé lo que es estudiar en una universidad pública ni me interesa el bienestar social del país:

Nuestra ministra de educación…egresada de la universidad de los Andes y con importantes estudios en el exterior ¿tendrá idea si quiera de qué es ser un estudiante de universidad Pública? es como colocar a un modelo de Polo Ralph Lauren a construir políticas de desarrollo en un país africano. QUE PAÍS TAN ABSURDO ES ÉSTE.

Los uniandinos estudian en frente de los cerros y de espaldas al país.

Pero dejando a un lado eso, y como no me gusta criticar sin proponer, aquí les dejo varios links que seguro les sirven para informarse y así formar su criterio:

PD: también he encontrado mensajes muy bonitos, cuya reproducción no me parece mala:

“¿Si el servicio militar es obligatorio, por qué la educación no lo es?……. Sueño con el hipotético momento cuando persiguieran a cada joven y le dijeran: Muéstreme sus estudios… ¿No tiene? listo, pa’l camión que lo vamos a educar en ciencia, artes y cultura ciudadana por que usted no puede deambular por ahí mínimo sin un cartón.”

¡Papá, nos falta Rodallega!

Otra vez vengo aquí producto de los comentarios de Twitter, y el mundial. Tengo pendiente un post sobre mi viaje, pero esto por ahora es más urgente porque ya casi se acaba el mundial.

Este vídeo me parece idóneo para introducir el tema. En Twitter, Facebook y otros lugares / redes sociales está la gente de otros países que cree que por ser colombianos, nosotros no podemos opinar sobre el mundial, porque nuestra selección no clasificó. Así que repito la frase de Gamero (director técnico): Y NO POR ESO VAMOS A DEJAR DE DISFRUTARLO.
Y lo digo porque en mi TimeLine durante toda la competencia cada vez que un colombiano hacía un comentario o crítica, que a final de cuentas es más objetivo que cualquiera de los comentarios de alguien cuya selección si fue, habían varias reacciones:
  1. Tu / vos qué hablas, si tu selección ni siquiera fue. – La más frecuentemente escuchada. Es como si al decir esta frase todos nuestros argumentos quedaran inválidos: nuestra selección no está y por eso no podemos opinar. Esta frase tiene variaciones como ¿y dónde está Colombia? Yo no veo que fuera o Hablá cuando tu selección esté. La verdad me parece una tremenda estupidez, en primera porque eso no es un argumento válido sino simplemente enunciar un hecho. Y en segundo lugar porque creen que con eso nos ofenden, y la mayoría de colombianos que conozco somos muy conscientes que nuestra selección no tendría mucho futuro en el mundial.
  2. Eres un/a vendepatrias. – ¿acaso mi patria es Argentina / Uruguay / Brasil / Paraguay / Chile / España? NO, mi patria es Colombia, y como muy seguido nos lo recuerdan no está en el evento, así que los colombianos tenemos la libertad (y oportunidad, dicho sea de paso) de escoger a quién apoyar. Que sí, muchos tenemos la solidaridad latinoamericana y nos alegramos con victorias de esos equipos casi como si nos representaran, pero muchos escogen un equipo Europeo (como yo, hincha fiel de Alemania desde el principio) y eso no tiene nada de malo.
  3. Había otro pero en este momento se me escapa >.<
Así que deal with it, si los toca algún comentario nuestro rebátanlo con argumentos válidos en vez de comenzar a ofendernos a diestra y siniestra, incluso llegando a meterse con nuestro problema de narcotráfico y demás. Porque sí, los colombianos también podemos hablar de fútbol, así no hayamos ido al mundial.