Mujeres

Es curioso como una variedad de factores confluyen para que uno se acuerde de algo o tenga una idea especialmente brillante. A estos factores les da por aparecer en los momentos más inoportunos: en la ducha, en la parada del bus, en el baño, en la cama cuando uno está en ese limbo entre dormido y despierto, lo suficientemente despierto para acordarse al otro día que uno ideó la cura del cáncer, pero lo suficientemente dormido como para no anotarla en ningún lado y además no recordar de qué trataba.

Estas palabras surgieron de un recorrido de bus, mientras observaba por la ventana el paisaje invernal y apreciaba por primera vez las casas, calles y carros cubiertos por la nieve. Iba escuchando música, como suelo hacerlo cuando estoy sola y el aleatorio puso “Stupid Girls” de Pink. Y aquí es donde confluyen los factores. Si bien la música de Pink me gusta desde pequeña (probablemente es mi “cantante pop” favorita) esta canción tiene un significado especial para mi por un artículo que mi ídola, escritora favorita y ejemplo a seguir escribió en su página web hace ya mucho tiempo. Probablemente nadie se acuerde pero yo, fanática como soy, lo transcribí letra por letra en un archivo en el bloc de notas que todavía conservo. En inglés porque todo es mejor en el idioma en el que fue escrito:

“For Girls Only, Probably… Being thin. Probably not a subject that you ever expected to read about on this website, but my recent trip to London got me thinking… 

It started in the car on the way to Leavesden film studios. I whiled away part of the journey reading a magazine that featured several glossy photographs of a very young woman who is either seriously ill or suffering from an eating disorder (which is, of course, the same thing); anyway, there is no other explanation for the shape of her body. She can talk about eating absolutely loads, being terribly busy and having the world’s fastest metabolism until her tongue drops off (hooray! Another couple of ounces gone!), but her concave stomach, protruding ribs and stick-like arms tell a different story. This girl needs help, but, the world being what it is, they’re sticking her on magazine covers instead. All this passed through my mind as I read the interview, then I threw the horrible thing aside. 

But blow me down if the subject of girls and thinness didn’t crop up shortly after I got out of the car. I was talking to one of the actors and, somehow or other, we got onto the subject of a girl he knows (not any of the Potter actresses – somebody from his life beyond the films) who had been dubbed ‘fat’ by certain charming classmates. (Could they possibly be jealous that she knows the boy in question? Surely not!) ‘But,’ said the actor, in honest perplexity, ‘she is really not fat.’ ‘“Fat” is usually the first insult a girl throws at another girl when she wants to hurt her,’ I said; I could remember it happening when I was at school, and witnessing it among the teenagers I used to teach. Nevertheless, I could see that to him, a well-adjusted male, it was utterly bizarre behaviour, like yelling ‘thicko!’ at Stephen Hawking. 

His bemusement at this everyday feature of female existence reminded me how strange and sick the ‘fat’ insult is. I mean, is ‘fat’ really the worst thing a human being can be? Is ‘fat’ worse than ‘vindictive’, ‘jealous’, ‘shallow’, ‘vain’, ‘boring’ or ‘cruel’? Not to me; but then, you might retort, what do I know about the pressure to be skinny? I’m not in the business of being judged on my looks, what with being a writer and earning my living by using my brain… I went to the British Book Awards that evening. 

After the award ceremony I bumped into a woman I hadn’t seen for nearly three years. The first thing she said to me? ‘You’ve lost a lot of weight since the last time I saw you!’ ‘Well,’ I said, slightly nonplussed, ‘the last time you saw me I’d just had a baby.’ What I felt like saying was, ‘I’ve produced my third child and my sixth novel since I last saw you. Aren’t either of those things more important, more interesting, than my size?’ But no – my waist looked smaller! Forget the kid and the book: finally, something to celebrate! So the issue of size and women was (ha, ha) weighing on my mind as I flew home to Edinburgh the next day. 

Once up in the air, I opened a newspaper and my eyes fell, immediately, on an article about the pop star Pink. Her latest single, ‘Stupid Girls’, is the antidote-anthem for everything I had been thinking about women and thinness.  ‘Stupid Girls’ satirises the talking toothpicks held up to girls as role models: those celebrities whose greatest achievement is un-chipped nail polish, whose only aspiration seems to be getting photographed in a different outfit nine times a day, whose only function in the world appears to be supporting the trade in overpriced handbags and rat-sized dogs. Maybe all this seems funny, or trivial, but it’s really not. It’s about what girls want to be, what they’re told they should be, and how they feel about who they are. I’ve got two daughters who will have to make their way in this skinny-obsessed world, and it worries me, because I don’t want them to be empty-headed, self-obsessed, emaciated clones; I’d rather they were independent, interesting, idealistic, kind, opinionated, original, funny – a thousand things, before ‘thin’. And frankly, I’d rather they didn’t give a gust of stinking Chihuahua flatulence whether the woman standing next to them has fleshier knees than they do. Let my girls be Hermiones, rather than Pansy Parkinsons. Let them never be Stupid Girls. Rant over.” 

J.K. Rowling 

Esto me llevó a recordar una imagen que vi en mi Facebook esa mañana, y más aún, una crítica hecha por Lina:

“¿Acaso quién las obliga a usar sostén, a usar el vestido apretado, a depilarse, a pintarse las uñas, a verse perfectas, a usar los tacones altos? Ah no, no me jodan. Las mujeres que se quejan o alardean por hacer esto es porque decidieron hacerlo. Esto no es ser mujer, ser mujer son muchas cosas más. ¿Cuantas son capaces de decir: yo elegí no ser esto y no por eso dejo de ser mujer?”
Lina Reds

Y entonces pensé como a mi nunca me nace usar un vestido apretado, depilarme, pintarme las uñas o aguantar tacones altos durante toda una fiesta (los que me conocen sabrán perfectamente esto). Bueno, nunca me nace pero si lo he hecho porque es muy difícil enfrentarse al rechazo de lo diferente; en otras palabras lo he hecho impulsada por la coacción social sobre mi individualidad intentando imponer su heteronormatividad, la cual dicta los parámetros de lo que significa “ser mujer”. Y esa construcción social actual de género es las “Stupid Girls” de las que Jotacá, e indirectamente Pink, hablan.

Pero si no me nace hacer esas cosas, si mi mayor ambición no es salir en la portada de una revista o ser fotografiada con ropa diferente nueve veces al día, si no cuento las calorías de mis comidas para caber en ese vestido que combina perfectamente con los incómodos tacones, es porque crecí teniendo como modelos a seguir no a Paris Hilton o Britney Spears (con el respeto que se merecen los fans de su música), sino a las mujeres que Joanne Kathleen Rowling describía en sus libros. Durante mi infancia, pre-adolescencia y adolescencia (já, tan adulta yo), mientras intentaba definir mi identidad (que por cierto todavía no lo he logrado del todo) leía Harry Potter y estas eran verdaderamente mis influencias.

Antes que una modelo, yo quería ser como Ginny. Y aquí les pido que alejen sus mentes de las erradas imágenes que nos dieron en las películas y recuerden a los verdaderos personajes de los libros. No la Ginny cuya única función es ir detrás de Harry, sino esa persona que aunque en una primera vista parece tímida, tiene un fuerte carácter, pero también un gran sentido del humor, que es consciente de sus habilidades y cumple las metas que se propone.

O como Hermione (que no Emma Watson), esa intelectual con un gran corazón para la cual los amigos son lo primero. La mujer con la melena siempre despeinada, desarreglada pero con un gran corazón, que no teme sacrificarse por ayudar a los que ama. Seguro recuerdan esa escena de El Cáliz en la que Ron le dice “Hermione, ¡tu eres una chica!”.

O seguir los pasos de Luna, soñadora y llena de esperanza, diciendo siempre lo que piensa sin temor a lo que piensen los demás, sincera y capaz de decir a los demás los errores que pueden llegar a cometer. También ser una madre como Molly, protectora hasta el final, pero también sabiendo darle libertades a sus hijos. O incluso como Bellatrix, que aunque es un personaje malvado y retorcido, su determinación es de admirar: no duda en enfrentarse a cualquiera para lograr sus objetivos. Y podría seguir dando ejemplos.

El punto es que en vez de pelear por cuál es el sexo “débil” o “fuerte”, o de preocuparse y desvivirse por seguir todas las normas para ser “bonita” o simplemente “mujer”, el mundo necesita urgentemente personas que formen su individualidad basándose cada vez menos en características superficiales. Necesitamos menos niñas criadas por la Barbie, y más niñas que performen su género no siguiendo los parámetros de la sociedad sino los suyos propios. Yo ya aporto mi granito de arena tanto en mi campo de estudio (Estudios Culturales) como en pequeñas acciones que parecen inverosímiles. ¿Y tú?

Falta de criterio

No es para nadie un secreto que el país está atravesando una época de tensión y descontento social. En principio por la reforma a la educación superior, y además por la aprobación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. La frustración es manifestada materialmente en marchas y ‘besatones‘ (wtf), pero también por medio de las redes sociales. Se ven diariamente en Twitter y Facebook comentarios de la gente indignada como estos:

“primero ley 30, luego TLC, Santos quiere vender al país, gobierno de mierda!!”

“Papá, papá , ¿podré vivir eternamente? no,hijo, existe la ley divina: la muerte.

Papá ¿podré volar? no,hijo, existe la ley de gravedad.

Papá ¿podré ESTUDIAR? No,hijo, EXISTE LA LEY 30

Papá ¿podré Comer? No,hijo, EXISTE EL TLC”

“menos mal ya “quitaron” el art que pretendia dejar que interviniera capital privado, pq hoy aceptaron el tlc, y sin duda empresas estado unidenses hubieran comprado nuestras universidades para generar lucro. y ahora no quiere el gobierno colombiano aceptar que no se pueden abrir tanto cupos con tanpoca plata.. que mierda el dia de hoy.”

“que mierda el tlc, ahora seremos títeres de estados unidos!”

Y me pregunto, ¿son éstas realmente opiniones? ¿Tendrán conocimiento de qué puntos de la ley 30 les afectan a ellos como estudiantes universitarios? ¿Sabrán las ventajas y desventajas del TLC? ¿Cómo son capaces de conectar TLC con Ley 30 de esa manera tan wtf? Así que para resolver mi duda les pregunto a los autores por su posición, y ellos, en vez de argumentar, se ponen a la ofensiva, incluso llegando a insultarme. Lo cual me lleva a una conclusión: se trata de una indignación falsa producto de la reproducción automática de las palabras de unas pocas personas con gran locuacidad y capacidad de convencimiento (“tradición oral”, fue llamada por uno de mis compañeros).

El descontento es un fenómeno de masas, incentivado por la popularidad de las redes sociales. ¿Que les cuesta, antes de tomar posición, INFORMARSE? ¡Estamos en la era de la información! En todos lados se pueden encontrar tanto los textos originales de la ley y del tratado, como columnas, editoriales y artículos tanto a favor como en contra. Pero no, ante la desinformación, muchos prefieren hacer eco de lo aceptado socialmente antes de decir un simple “no sé”, como si eso les garantizara tener un criterio. Porque es muy chévere hacer copy-paste para tener la autosatisfacción de preocuparse por el tema, porque es muy fácil echarle la culpa al gobierno sin saber todos los procesos sociales involucrados.

Y no estoy diciendo que todos sean así, sé que hay personas que sí se preocupan por saber antes de opinar, y de hecho eso se ve reflejado en lo que dicen y como hablan. Contra ellos no tengo nada y por el contrario, aplaudo su gestión. Mi intención no es estereotipar, aquí no he dicho nada en contra de los estudiantes de universidades públicas porque la desinformación no es sólo de ellos y lo dicho aquí no significa que ellos sean unos alborotadores o algo así. Porque además yo también soy estereotipada. Mi opinión muchas veces no es tenida en cuenta porque soy uniandina y claro, ni sé lo que es estudiar en una universidad pública ni me interesa el bienestar social del país:

Nuestra ministra de educación…egresada de la universidad de los Andes y con importantes estudios en el exterior ¿tendrá idea si quiera de qué es ser un estudiante de universidad Pública? es como colocar a un modelo de Polo Ralph Lauren a construir políticas de desarrollo en un país africano. QUE PAÍS TAN ABSURDO ES ÉSTE.

Los uniandinos estudian en frente de los cerros y de espaldas al país.

Pero dejando a un lado eso, y como no me gusta criticar sin proponer, aquí les dejo varios links que seguro les sirven para informarse y así formar su criterio:

PD: también he encontrado mensajes muy bonitos, cuya reproducción no me parece mala:

“¿Si el servicio militar es obligatorio, por qué la educación no lo es?……. Sueño con el hipotético momento cuando persiguieran a cada joven y le dijeran: Muéstreme sus estudios… ¿No tiene? listo, pa’l camión que lo vamos a educar en ciencia, artes y cultura ciudadana por que usted no puede deambular por ahí mínimo sin un cartón.”

La peor semana del año

Yo no es que tenga nada contra la religión católica. Los que quieran creer en eso, háganlo, se los respeto. Pero si para mi la peor semana del año es Semana Santa es porque a mi no me respetan mis decisiones. Ya sea de no viajar como de no creer.

En mis esfuerzos por luchar en contra de la imposición de decisiones de otros sobre mi fue que terminé envuelta en una discusión con mi papá sobre por qué la familia debería ser una institución más democrática y menos dictatorial, en la que la única conclusión fue “así es la vida”, y yo, como allí no tengo poder, por supuesto perdí la discusión y tuve que viajar a asistir a todas las misas habidas y por haber.
Y no me malinterpreten, disfruto como cualquier otro sentarme, pararme y arrodillarme alternativamente repitiendo una letanía de palabras aprendidas de memoria desde mi primera infancia, que dicen que algo muy importante es culpa mía y que debo pagar por eso no sólo en vida sino también después de ella. Además me gusta tanto encontrar incongruencias y contradicciones que puedo afirmar con seguridad que le pongo más atención al sermón del padre que la mitad de su audiencia, que sí se declara católica.
Pero no, las misas a las que va mi familia no son normales, son de una fraternidad -nunca me he interesado por saber el nombre ni historia- en la que las mujeres no podemos ir en falda corta y debemos cubrirnos la cabeza con algo, el padre habla en latín (y por tanto todos debemos repetir en latín así no entendamos) dándole la espalda a los presentes por estar contemplando la imagen de Jesús. Así que allí me encuentro yo, aburrida tres horas en las que podría estar leyendo o haciendo otra cosa productiva, y viendo con impotencia cómo perpetúan varias de las injusticias sociales en las que tanto estoy en contra (por ejemplo el machismo).
Y como es Semana Santa no sólo es largas misas, sino también Lavatorio de Pies, Última Cena, Sermón de las 7 Palabras, Viacrucis, Bendición del Agua, Bendición del Fuego, y un sin fin de procesiones. No, no asisto a todas ellas, pero me molesta porque si me niego a ir me convierto en el enemigo número uno de la familia.
Pero bueno, esta semana santa tomé la decisión de no amargarme y por el contrario disfrutar, dejar que la semana pase lo más rápido posible ignorando esos detalles. Y mientras tenga música y un buen libro así será. -y afortunadamente tengo ambas cosas en el iPod *-*, mientras lo tenga podré escapar de la realidad-

¿Queremos a nuestro país?

Estos días mundialistas, más que cualquier otra época, sacan a relucir el nacionalismo de muchos. Por twitter he vivido, o mejor dicho presenciado muchas discuciones y acalorados debates sobre los países a causa de los enfrentamientos en la cancha. Unfollows van y vienen, mentadas de madre -insultos, para los que no entienden- a diestra y siniestra, varias amistades internacionales rotas, etc.

Personalmente me parece una pendejada mezclar las rivalidades deportivas con las personales, hay que saber diferenciar. No porque no me guste el equipo español voy a comenzar a decir que todos los españoles son unas nenas lloronas que se caen solas -eso es solo Torres-, por poner un ejemplo. Y no porque odie a Alemania por culpa de Hitler y los nazis -que claramente no es mi caso, aunque supongo que existe gente así- voy a negar que tienen un equipo excelente.

Aunque tal vez para mi sea más fácil decirlo ya que mi selección no fue al mundial, y de hecho no ha ido en mi corta existencia -vale, fue en el 98, pero yo no tenía conciencia para preocuparme por el fútbol ni entendía la magnitud del asunto-, entonces no defiendo mis colores -aunque soy fiel hincha de alemania hasta el final- mi bandera, mi patria, con esa pasión. Así que es entendible que se dejen llevar. Y bueno, no me quejo, que si hay alguien que disfruta esas discusiones y es la primera en sacar las palomitas soy yo xD

Pero me desvío del tema. En una de esas discusiones, y saliéndose un poco del tema la verdad, @JuanMedina_ dijo que no conocía ningún argentino que no tuviera el ego alto, a lo que Pame, una argentina, le respondió:



Y bueno, no sé si fue medio en broma o totalmente en serio, pero eso me dejó pensando. Yo pienso es que es verdad. No más miren las elecciones del pasado 30 de Mayo, donde casi metemos de TT #paisdemierda. Si, teníamos motivos para hacerlo -yo sigo de luto-, pero esa no es la manera de tratar al país que te vio nacer. O tal vez sí queremos a nuestro país, pero no lo demostramos.

Mi teoría es que estamos tan llenos de prejuicios en contra de nosotros mismos, que cargamos a cuestas una historia de violencia que todavía no ha acabado, que no miramos nada más, las cosas buenas, lo lindo del país, y pues, exteriorizamos solo lo malo… y así nos ven.

Pero la idea de este post es saber ¿qué piensan ustedes? ¿eres colombiano y te identificas? ¿eres de otro país y estás en desacuerdo? Dilo, que me interesa mucho tu opinión 😉 A partir de sus respuestas armaré otro post más adelante-

Y para finalizar les dejo tres vídeos:

El primero se hizo para los argentinos, per creo que es DEMASIADO aplicable al caso Colombiano. Y de hecho era lo que proponía Mockus. Véanlo y reflexionen:

El segundo es uno que me encanta, muestra de lo que nos sentimos realmente orgullosos los colombianos:

El tercero es parecido, y a mi me encanta. Es de varios extranjeros hablando sobre el país, y convenciéndonos (como nosotros ya sabemos) que no hay nada más cierto que “Colombia: el riesgo es que te quieras quedar”:

Spanglish

Si hay una cosa que se nota cuando yo hablo, es que uso dos idiomas. Y lo hago hace ya tanto tiempo que es de forma inconciente.

Siendo una persona que defiende a capa y espada el correcto uso del español, con ortografía, con símbolos de admiración e interrogación iniciales, etc, siento que estoy siendo incongruente al usar palabras y/o expresiones en inglés (y a veces en alemán).

Aunque algunas ya son casi universales, como omg, wtf, btw, fyi… Pero si miran uno de los posts anteriores (el del monólogo) verán que incluso me respondo a mi misma en inglés.

¿Ustedes qué piensan? ¿les pasa esto? ¿soy incongruente? ¿les molesta la gente que habla así? ¿les importa un pepino? ¿eZkrIbhEn aZi? ¿debo dejar de escribir en la madrugada?

Me duele mi país

No existe emoticón ni palabra que pueda expresar como me siento después de las elecciones de ayer. Anque era un resultado que ya todo el país sabía, el dolor al saber los resultados fue muy intenso. Porque a pesar de todo yo tenía esperanzas.

Pero esto fue un baldado de agua fría, aterrizar en la realidad de forma cruel. Y la realidad es que la gente prefiere seguir igual -mejor malo conocido que bueno por conocer, como dicen por ahí-, prefiere perpetuar la guerra, “solucionar” todo a las malas, a punta de armas, de violencia; porque la gente vota por un tamal, por 50mil pesos, e incluso “porque no quiero votar por el candidato perdedor” -es en serio, alguien dijo eso-. Porque aquí los muertos votan, porque varios de esos muertos fallecieron precisamente por la culpa de ese candidato, porque este es un país sin memoria, una patria boba, una gente que no quiere progresar.

Tal vez el problema es que yo soy muy idealista, que espero mucho de la gente, que pienso que las cosas pueden cambiar. Y sin embargo, después de esto sigo pensándolo. Y sé que no soy la única. Puede que nos tengamos que aguantar 4, 8 o 12 años -ojalá no tantos- a Santos en el poder, pero aquí estaremos los idealistas preparados para hacer el cambio. O por lo menos yo, no pienso quedarme cruzada de brazos, resignarme y sólo renegar.. Hay que hacer crítica constructiva, hay que ayudar a construir país, hay que aportar nuestro granito de arena.

You may say i’m a dreamer, but i’m not the only one

Términos

Como ya había dicho antes, mi experiencia en el mundo de la política es muy baja, casi nula. Muchos consideran este tema aburrido y se dedican a centrar su atención en cosas como el fútbol… Pero yo lo considero un aspecto fundamental de la sociedad, que no se puede dejar pasar por alto.
Es por esto que me gusta estar informada, y así no me gustara me informaría porque todas las mañanas mi mamá pone a todo volúmen la W o la FM y en la noche el noticiero. Aunque admito que he perdido la costumbre de leer la Semana y el periódico..
Dentro de estas cosas que leo/escucho/veo me llama la atención la cantidad de términos que usan los medios para designar fenómenos políticos, que creo que solo pasan en Colombia…
Se me vienen a la mente cosas como la Parapolítica, de la cual fue mi trabajo final de sociales en el colegio xD, se trata de la infiltración de los Paramilitares en la política, el chantaje o soborno para que votaran por ciertos candidatos y así mantener infiltrado el poder.
La Narcopolítica es muy parecida, políticos que llegaron a sus cargos de poder a través del tráfico de sustancias ilegales.
O la Yidispolítica, que hace alusión a la ex representante a la cámara Yidis Medina y sus declaraciones sobre ofrecimientos del Gobierno a ella y otros congresistas a cambio de que le dieran sus voto favorable al proyecto de reforma constitucional que permitió que Álvaro Uribe aspirara a un segundo mandato presidencial.
El más reciente es el Voltiarepismo, que viene de la expresión “voltiarepas” y me evoca a mi infancia cuando alguien decía ser un equipo de fútbol y la semana siguiente era del equipo campeón. O en algún juego estaba en un equipo y luego se pasaba al otro. Y precisamente a esto se refiere, al “cambio de bando” de los políticos según sus intereses y lo que más les convenga.

Y con cosas así, ¿cómo no pensar que la política en este país es una payasada?

¿farándula + religión?

Si hay algo que encuentro repugnante en esta vida es la farándula. Estar enterándose de todo lo que hacen o dejan de hacer las celebridades, sólo porque son personas famosas. Pero hay secciones en las noticias, programas y hasta canales enteros para satisfacer ese morbo.

Estaba el otro día en un salón de belleza esperando y entre tanto me puse a leer una de esas típicas revistas que se encuentran en las peluquerías: una TV&Novelas con la foto de un cura en la portada y el título “El Padre Alberto es Gay”.

Si ya de por sí me repugna el hecho de que estén pendientes si pepita o fulanita se casó, se divorció, se operó, qué come, qué no come, qué ropa usa, a qué eventos va; ver a un padre ahí me hizo redoblar ese sentimiento.

Cientos de padres violan niños, tienen relaciones sentimentales o sexuales a escondidas, ya sea con personas del otro género o del mismo; pero a este en especial le dan la suficiente atención com para dedicarle una portada y un extenso artículo en una revista por el simple hecho de ser famoso.

Y me pregunto ¿Por qué? Primero que todo a este señor nunca lo había escuchado, visto o leído mencionar. Además me vale reverendo huevo si es homosexual. No entiendo cómo la gente le puede dar importancia a estas cosas, la verdad. Deberían preocuparse por sus propias vidas mejor.

Desagradable estigma

Si hay algo que todo colombiano ha tenido que soportar al menos una vez en su vida es la asociación Colombia = Droga / Colombiano = Narcotraficante. Es irritable, pero más que todo triste que por unos pocos tengamos que pagar todos, que con todas las cosas bellas que tiene este país nos tengan que reconocer por lo más denigrante.

Por eso cada vez que veo o escucho algún estigma de otro país, como “los ingleses son antipáticos”, “los franceses no se bañan”, “los españoles son tramposos”, “los venezolanos son chavistas” –gran mentira- no les creo, los ignoro y nunca los repito, así como a mi no me gusta que nos estigmaticen, no se lo voy a hacer a los demás.

Hollywood contribuye a que tengamos esa imagen. De hecho escribo esto porque ayer estaba viendo una película que me gusta mucho, que me trae muchos recuerdos de mi infancia, pero que desgraciadamente tiene esa escena en la que es un capo colombiano, Bedazzled o “Al Diablo con el Diablo”.

ezhopk

Y no es la única. En xXx –la de Vin Diesel, ninguna porno ¬¬- también nos mencionan. ¡Incluso en series! Miami Vice, que también tiene película, es sobre narcotráfico y qué otro lugar sino Colombia. En el juego Gran Theft Auto varias misiones incluyen droga y capos colombianos.

Pero lo peor de todo, es que a pesar de esto muchos colombianos llenan los cines viendo esas películas, que las pantallas de nuestros televisores cada fin de semana en Caracol o Rcn las muestran, que no se pierden un capítulo de esas series o que juegan como si nada esos juegos. ¿será que somos masoquistas?

PD: dejo un excelente vídeo de Colombia 😛

Son humanos, no herramientas políticas

Mi Universidad queda a 5 cuadras de la oficina de mi papá y a 17 de la de mi mamá, así que cuando coinciden nuestros horarios de salida, voy allá y ellos me llevan a la casa, así me ahorro lo del bus y tengo mi tiempo familiar diario.

Por las mañanas ponen en el carro La W y por las tardes La Luciérnaga, de Caracol Radio. Ayer salimos un poco tarde, así que la Luciérnaga ya se había acabado y estábamos escuchando Hora 20, cuyo tema del día era la liberación del hijo del profesor Moncayo. Tenía columnistas reconocidos, como Luis Carlos Restrepo (ex comisionado de paz), Rafael Pardo (senador, ex ministro de defensa y candidato presidencial), entre otros.

Yo iba callada, como siempre, me aburre escuchar eso, pero por otro lado me gusta estar informada y es interesante saber la opinión de algunos políticos. Pero cuando íbamos ya llegando a la casa mi papá hizo un comentario que me hizo hablar:

 

“Definitivamente la liberación de Ingrid Betancourt fue un gran paso para el Gobierno, ahora sólo faltan unos pocos como el hijo del Profesor Moncayo y el resto se pueden pudrir en la selva”

 

Yo lo miré con cara de asco, porque esa fue la sensación que me produjeron sus palabras, me quedé muda por unos minutos y luego le dije “Pá ‘el resto’ también son seres humanos y no merecen ‘pudrirse en la selva’. No deberías ponerles precio a las personas sólo por el valor político que tienen, porque más allá de eso son HUMANOS”

Pero la triste realidad es que mi papá no es el único que piensa de esa manera, muchos otros también. Y desgraciadamente los que manejan el país están en ese grupo, que piensa que los secuestrados, más allá de ser humanos sufriendo los ven como una oportunidad para hacer política –.-